A orillas del Mediterráneo, con la espuma de las olas salpicando el alféizar del ventanal de su salón, doña Eloísa consume sus atardeceres en interminables diálogos telefónicos con la dudosa excusa de que ha puesto a la venta su casa. Meciéndose, sobre un abismo, entre la demencia senil y una lucidez nutrida de apasionados desengaños, va desgranando un discurso tan plagado de reiteraciones como enriquecido por una imaginación pletórica y soñadora. El lenguaje, como portavoz de esa memoria recreativa, deviene en la sustancia misma de un pasado, que se rehace cada tarde, en cada conversación con esa interlocutora desconocida, pero que tan poco cuesta reconocer. Intentando escapar de la locura que la acecha, tratando de sortear el silencio negro y oscuro que la convoca, teje una y otra vez los hilos descosidos de su(s) vida(s), dando rienda suelta a sus revolucionarias obsesiones: impugnar la realidad, abolir el tiempo, asesinar todas las convenciones, arrancar todas las máscaras, a fin de que podamos bailar desnudos a la luz de la Luna, libres al fin del pecado y del código penal. Novela-poema, Arquitectura del sueño es una indagación, lírica y narrativa a la vez, sobre la verdadera naturaleza de la memoria y los deseos. Una obra que aspira a hacernos atisbar que hay una realidad distinta al otro lado del espejo.