El siglo XVIII asiste al auge de los almanaques o pronósticos astrológicos, impulsado por Diego Torres Villarroel. Estos breves folletos funcionales con calendario y predicciones anuales se hacen más largos y ambiciosos, llenándose de contenidos literarios o didácticos. Este proceso ha sido muy olvidado en la historia cultural española, por los prejuicios contra la astrología, la incomprensión de su contexto y la naturaleza menor, jocoseria o popular de la producción. El volumen presenta los primeros estudios monográficos sobre los quince autores más relevantes, seguidores, imitadores o contradictores del Piscator salmantino.