Entre nuestras preocupaciones como ciudadanos de sociedades desarrolladas hay una que parece atenazarnos con especial insidia: el exceso de información. Nos sentimos fatigados, agobiados. Estamos, se asegura, infoxicados. Este libro no pretende negar que el exceso de información sea un problema, pero sí afirma que quizá lo hayamos sobredimensionado y lo hayamos responsabilizado, de forma poco acertada, de nuestros males sociales. Para llegar a esa conclusión, examinaremos algunos indicios sobre cómo consumimos informa ción de la mano de estudios sociológicos y psicológicos;veremos cómo los humanos estamos dotados de mecanismos psicológicos que nos protegen del exceso de información;hablaremos de algunos fenómenos muy actuales, como las noticias falsas, los filtros burbuja y los populismos;y comentaremos por qué tememos al exceso de información.