Memoria y desmemoria son terminos necesariamente complementarios en el caso de los vencedores del golpe de 1936 y la guerra provocada en Navarra por carlistas, falangistas y militares golpistas. Tanto por lo que entrana el significado de lo que exaltaron, haciendo una adaptacion para Navarra de lo acunado por la religion politica franquista, como por el sentido de lo que ocultaron para instaurar una politica de omerta que silenciaba el alcance de la cruel limpieza politica de 1936-1937 contra los desafectos. Los argumentos discursivos de esa memoria y de esa desmemoria se completaron con relatos autobiograficos como los de Jaime del Burgo, por el lado requete, y de Rafael Garcia Serrano, por el lado falangista, y con la creacion de infraestructuras para el recuerdo perpetuo de los golpistas como el macromonumento erigido en Pamplona, «Navarra a svs mvertos en la Crvzada», custodiado por asociaciones memorialisticas como la carlista Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz. Todo ello fue posible por el monopolio del poder durante decadas y la desmemoria posterior. Increiblemente, a la altura de 2019 la memoria y la desmemoria creada por los golpistas siguen condicionando y obstaculizando el conocimiento de la historia e impidiendo que se haga justicia con las miles de victimas, muchas de ellas todavia desaparecidas.