Después de unas entretenidas y merecidas vacaciones en el Épido, la región del norte de Grecia, de donde el matrimonio Jaritos es originario, el comisario regresa a la rutina para encontrarse con una sorpresa: el director Guikas se jubila. La plaza quedará de momento vacante, y el ya ex director propone al ministro que sea Kostas quien ocupe el cargo de manera interina, con la secreta esperanza de que éste sepa jugar sus cartas y acabe siendo él el elegido. En éstas, un ministro, antiguo profesor universitario de Derecho, es hallado muerto en su piso;al parecer, ha ingerido una tarta envenenada entregada por un desconocido. El ministro tenía muchas virtudes, pero también algún defecto, entre otros su pasión por los dulces. Y las investigaciones parecen conducir al mundo universitario, más que al político. Kostas Jaritos tendrá que resolver este caso si quiere convertirse en «el Jefe».