El modelo político liberal ---caracterizado por el gobierno limitado, los derechos humanos y el libre mercado--- permitió a Occidente construir a partir de 1800 las sociedades más habitables de la historia. El cristianismo jugó un papel fundamental en ello: el liberalismo aprovechó raíces culturales cristianas. No puede sorprender, pues, que la descristianización y la erosión del Estado liberal hayan progresado de la mano. El futuro del Occidente liberal es incierto. Y este libro analiza diversos aspectos de su crisis: suicidio demográfico, autonegación cultural, marginación de los creyentes, hipertrofia del Estado, hedonismo, dictadura del corto plazo...