A mis mejores amigos no los he visto nunca recoge una amplísima selección de la correspondencia y la obra periodística de Raymond Chandler, y constituye como tal un volumen inédito. Aquí se desvelan sus reflexiones literarias, que se caracterizan por un gran sentido del humor, los secretos de su personalidad siempre al borde del abismo, su intuición artística, su curiosidad intelectual y su tormentosa relación con Hollywood. La primera parte del libro es una antología de sus cartas a amigos, editores, agentes y colegas que se lee como una fascinante biografía. La segunda parte consiste en una decena de artículos escritos para la prensa -varios nunca antes traducidos- , que retratan su cambiante visión del mundo a lo largo de los años. «La obra de Chandler me parece tan imprescindible literariamente como pueda serlo la de Hemingway o Scott Fitzgerald .» Manuel Vázquez MontalbánUn viaje excepcional al mundo de Chandler, marcado por la genialidad, el alcoholismo, la soledad y la visión crítica de la industria del cine. Una lectura fundamental para los fans del género.Raymond Thornton Chandler (1888-1959) es el gran maestro de la literatura detectivesca estadounidense. Nació en Chicago, pero pasó la mayor parte de su infancia y juventud en Inglaterra, donde estudió en el Dulwich College y acabó trabajando como periodista freelance en The Westminster Gazette y The Spectator. Durante la Primera Guerra Mundial, se alistó en la Primera División Canadiense, que servía en Francia, y más adelante entró a formar parte de la Royal Air Force (RAF). En 1919 regresó a Estados Unidos y se instaló en California, donde ejerció como director de varias compañías petroleras independientes. Sin embargo, la Gran Depresión terminó con su carrera en dicho sector en 1933. Chandler tenía cuarenta y cinco años cuando empezó a escribir relatos detectivescos para revistas baratas de género negro, más conocidas como pulps: Black Mask, Dime Detective. Sus novelas, protagonizadas por el impetuoso pero noble Philip Marlowe, destacan por un realismo duro y una mirada social crítica. En El sueño eterno (1939), su primera novela, presentó en sociedad a Philip Marlowe. Pronto la siguieron Adiós, muñeca (1940), La ventana alta (1942), La dama del lago (1943), La hermana menor (1949), El largo adiós (1953) y Playback (1958). Mantuvo una relación estrecha y turbulenta con Hollywood, donde sus novelas fueron llevadas a la gran pantalla y para cuya industria cinematográfica trabajó de guionista entre 1943 y 1950. En 1958 fue elegido presidente de la organización Mystery Writers of America. Murió en La Jolla, California, el 26 de marzo de 1959.