La primera edición de Los Caracteres en 1688 se basó en la traducción al francés de la obra del autor griego Teofrasto, que disertaba sobre las costumbres, virtudes y pecados de la humanidad en el siglo IV a.C., a la que Jean de la Bruyère fue incluyendo sus propias adiciones. Con el paso de los años y las consiguientes reediciones, las observaciones del autor francés fueron ganando terreno a las del griego, haciéndose con el dominio de su propia obra. Así, la fuerza de la observación, la sátira mordaz, la extracción de caracteres y el interés conclusivo al estilo de la moraleja de un cuento, resultan en un ejercicio moralizante de una élite social e intelectual en transformación, que termina aplicándose al género humano. De entre los más de quince caracteres humanos (o más bien miserias) que nos describe el autor, destacan a lo largo de estas páginas: el ingenio contemporáneo comparado con el antiguo, el mérito personal, la fortuna, el ambiente cortesano, el estado, las costumbres e incluso el sentimiento religioso y la Iglesia, concluyendo con los incrédulos y la imposibilidad de no creer en dios. La presente edición traducida al castellano recoge la obra completa con todos los textos añadidos durante aquellos años.