Diego García Castaño, en una línea didáctica de observación y conocimiento del pasado, aborda "otra forma" de concebir el conocimiento y estudio de la Historia, la Geografía y la Matemática. Este esbozo de cultura popular pretende recrear el ánimo del lector con el latir de la historia, el fluir de la matemática y el progreso de los pueblos bajo el andamiaje de las rutas de las especias y la seda, de Babilonia, Constantinopla y Alejandría, de Euclides, Arquímedes y Diofanto, del enlace traductor griego-renacentista de los árabes, de la Revolución Comercial del siglo XIII, de los legados de Fibonacci, Luca Pacioli y Leonardo da Vinci, de las rutas que intuyeron los descubridores del siglo XV y consolidaron los del XVI. De la Revolución Astronómica desde Copérnico hasta Newton, que el autor concluye con unas críticas vertidas con vivacidad y desparpajo por Jorge Juan Santacilia, de los grandes negocios transoceánicos que realizaron holandeses y británicos que marcaron el rumbo hacia el despertar industrial y científico del siglo XIX, en el que George Boole creó recursos suficientes para que en el siglo XX pudiéramos disfrutar de computadoras electrónicas, conmutación telefónica y simplificar, algebraicamente, circuitos con dispositivos biestables.