Para los chinos tiene capital importancia el análisis diagnóstico del enfermo, que realizan bajo todos los aspectos posibles: análisis físico, psíquico y espiritual. Un escrupuloso y exhaustivo análisis del enfermo sobre cuatro pilares independientes de la pulsología, como son: el color, el sonido, la palpación y el interrogatorio. Indiscutiblemente para el médico occidental este minucioso examinar al enfermo parece extraño, sobre todo si tenemos en cuenta lo fácil que resulta diagnosticar después de contemplar un análisis químico. Pero el médico chino trata de evitar equívocos, estableciendo conclusiones después de realizar todos los análisis posibles, no conformándose con cualesquiera de ellos o con saber cuál es la enfermedad a través del síntoma. Téngase en cuenta que el médico chino busca el equilibrio completo y no la curación de una determinada enfermedad. Detrás de una enfermedad puede haber otra u otras, y la obligación del médico chino es equilibrar totalmente al enfermo, por lo que su diagnóstico ha de ser tan profundo como seguro, deduciendo consecuencias del color, del sonido, de la palpación pulsológica, del examen fisiognómico, de los antecedentes familiares y del interrogatorio. Este interesantísimo trabajo que presentamos viene realizándose en la milenaria China desde la época del tratamiento acupuntural por vía empírica y creemos que su conocimiento, estudio y aplicación no debe desdeñarse por el médico occidental.