Si intentamos recuperar el sonido primitivo de las parábolas hay una cosa que ante todo se nos presenta clara: todas las parábolas de Jesús obligan a los oyentes a tomar posición sobre su persona y sobre su misión. Pues todas están llenas del "misterio del reino de Dios" (Mc 4,11), a saber, de la certeza de la "escatología que se realiza.