Honestidad, claridad y mirada alta son tres rasgos escogidos que bien pueden caracterizar este escrito, obra de uno de los mayores especialistas en la civilización mesopotámica. De la primera a la última página late el decidido propósito de ir al encuentro de los hombres ribereños del Eufrates y del Tigris. El libro está inspirado en gran medida en «Lo Santo» de Rudolf Otto. El fenómeno religioso en cuanto tal, visto desde los individuos que lo viven, le dio las pautas a Bottéro para llevar lo común del hecho religioso al estudio de una tradición particular. Tres milenios densos de religiosidad pueden estar muy próximos de los que, educados por la cultura occidental, tanto adeudamos a nuestros antepasados de Oriente.