Desmantelar la publicidad y exponer su omnipresencia manipuladora está en el corazón de su filosofía. El decrecimiento, que implica romper con la religión del crecimiento y la economía, también encuentra en sus presupuestos, los argumentos para deconstruir la pretensión de la economía de contar lo real. Baudrillard, sin embargo, se resiste a la apropiación pura y simple con miras a la transformación social. Porque si su crítica al sistema da en el clavo, las conclusiones que extrae de ella son tan radicales que tienden a neutralizar la acción. Los textos de Baudrillard arrojan luz sobre la singularidad y la dualidad de esta figura, cuya obra entera gira finalmente en torno al desencanto melancólico de la modernidad, entre la revuelta reprimida y la subversión irónica.