Cualquier trayecto, por corto que sea, puede servirnos de paréntesis en una agitada vida, en una preocupación que ocupa nuestras mentes, en un sueño al que aspiramos para adentrarnos en una breve historia que nos transporte, ya no solo de lugar, sino a otra vida. Aprovechar los breves trayectos para sumergirnos en un intenso relato es una buena forma de ahuyentar el vacío.