Aunque de distintos modos, los agentes y procesos de inspección se establecen a la vez que toman forma los sistemas educativos. Así ocurre en España durante las primeras décadas del siglo xix hasta que, en su mitad, se constituye la Inspección de Educación (1849). Antecedentes remotos no faltan ?si bien, en algunos casos, con posible carácter apócrifo- desde que una cédula real del último tercio del siglo xiv da cuenta de los ?veedores de ciencia y conciencia?. Estos, junto a los alguaciles, examinaban a los maestros, autorizaban su ejercicio y velaban por la enseñanza. Examinadores y visitadores sucedieron en el tiempo a tales veedores, con la fundación posterior de distintas corporaciones gremiales que tenían esos cometidos entre otros. Celadores, inspectores de las escuelas reales y juntas de exámenes asumieron asimismo esas funciones. Tras la Constitución de 1812, se crean juntas inspectoras, después organizadas como comisiones de instrucción pública, que cuentan también con inspectores o visitadores. Hasta la referida constitución profesional de la Inspección de Educación en 1849, años antes de la Ley de Instrucción Pública, conocida como Ley Moyano, de 1857. Las páginas de Veedores de ciencia y conciencia recorren todo este amplio periodo histórico para ofrecer un análisis detenido y riguroso, con valiosas fuentes documentales transcritas, de los orígenes y constitución de la Inspección de Educación.