El Libro de la Vida, además de ser la primera obra extensa de santa Teresa y con la que se define como escritora, es también «el más sobrecogedor de sus escritos, la más intensa revelación de un alma con que cuentan nuestras letras» (F. Lázaro Carreter). Así lo llamó ella: «mi alma» (V 16, 6;epílogo 2). Y así supo verlo también don Miguel de Unamuno cuando dijo que «santa Teresa vale por cualquier Crítica de la razón pura», pues realmente en este libro «está el acta de la intimidad moderna» (P. Cerezo Galán), «el libro más personal de toda la literatura española» (V. García de la Concha). Un libro que gravita por entero sobre la experiencia, de la que ella misma confiesa: «creo que hay pocos que hayan llegado a la experiencia de tantas cosas» (V 40,8), convencida de su validez para otros, y que refiere en términos muy concluyentes: «Esto es así, y quien tuviere experiencia verá que es al pie de la letra todo lo que he dicho» (V 25,9). Y un libro, en fin, que «deleita en extremo», pues ella escribe hablando no sólo que escribe como habla, sino que habla por escrito, con un estilo tan directo, cautivador y graciosamente significante que agracia hasta sus mismos defectos, y que el lector deberá leer escuchando, como quien oye hablar, esto es, en voz alta. De esa manera verá que nadie ha conseguido cautivar tanto expresándose con elementos tan complejamente elementales, tan sencillos que parecen alcanzables sólo con sutil artificio.