Oficialmente, Max Fridman es el inofensivo director de una pequeña empresa que comercia con tabaco y que opera desde Ginebra. Extraoficialmente, es un agente ligado a la Firma , o sea, a los servicios de espionaje franceses, que lo obligan a participar en misiones secretas mientras atraviesa una Europa desgarrada por los totalitarismos y al borde mismo de la II Guerra Mundial.