Cien palabras para hablar de la música clásica parecen mucho más que las tres claves utilizadas por los compositores, mucho más que las cinco líneas del pentagrama, mucho más que las doce notas de la escala. Pero, al final, cien palabras para hablar de la música clásica son muy poca cosa. ¿Cómo presentar los términos técnicos, la jerga del oficio, los préstamos tomados de otras artes, del italiano, del alemán, y esperar agotar así todos los recursos del lenguaje musical? De hecho, las cien palabras escogidas por Thierry Geffrotin son otras tantas etapas, previsibles o sorprendentes, de un delicioso recorrido musical. De a capella hasta zarzuela, pasando por fricassée o sonata, el autor nos invita a compartir sus conocimientos de música clásica, a sentir la pasión, el júbilo, los sufrimientos a veces y el trabajo ímprobo que han dado lugar al nacimiento de unas obras que expresan más emociones que todas las palabras de todas las lenguas juntas.