Una visión de conjunto sobre los primeros encuentros de los europeos (o de sus descendientes) con los nativos americanos, desde Ponce de León, Narváez, Soto y Coronado hasta Vancouver, Malaspina, Lewis y Clark, revela que el primer contacto de los exploradores blancos con los indígenas había cambiado notablemente con el paso del tiempo. Las expediciones de $ nales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, no son ya las violentas partidas de soldados conquistadores que van a apoderarse de cuanto de valioso pueda haber en los países de los «salvajes», sino grupos de ilustrados y aparentemente pací$ cos exploradores, que pretenden llevar a cabo su misión cientí$ ca sin entrar en con% icto con los naturales, y que solo hacen uso de la fuerza cuando ven en peligro su vida. Sin embargo, a la larga, tanto si el primer contacto había sido pací$ co como violento, los resultados son los mismos. Tras la visita de los blancos, en un periodo de tiempo mayor o menor, según las diversas circunstancias, los indios han tenido que emigrar, o han sido desposeídos de grandes partes de sus territorios y viven subordinados a los blancos, y en el peor de los casos, han sido exterminados.