William Shakespeare se une a «Poesía Portátil» con una selección de sus sonetos, tan eternos como sus obras de teatro. El mayor dramaturgo de todos los tiempos fue también un extraordinario poeta, y como tal ya habría pasado a la posteridad. La fluidez que mostró enlazando versos sobre el escenario encuentra su vertiente más íntima en la lírica. Las cuestiones inherentes a la condición humana son perfiladas por un Shakespeare que, sin ocultarse detrás de personajes ficcionales, descubre sus más profundas inquietudes sobre el amor, la muerte, la pervivencia y el inexorable paso del tiempo. Con la magnífica traducción de Andrés Ehrenhaus, los textos aquí seleccionados respetan el verso original y suponen un festín para los amantes de las buenas letras. «Mis ojos ven mejor si están cerrados, así no se distraen con simplezas;mas al dormir, te ven en sueños claros y brillan en lo oscuro como estelas. Y tú, sombra que alumbras a otras sombras, si a ojos que no ven reluces tanto, ¿podrá lucir aún más tu dulce forma en plena claridad y a pleno campo? Pues si en la noche inerte tus borrosos contornos engalanan mi pupila, ¿podrán embelesarse más mis ojos al verte a la luz viva de los días? El día es noche cuando no te veo y días son las noches que te sueño.»