Como muchos escritores de su generación, Jorge Icaza vio en sí mismo y en sus obras una consecuencia final de las transformaciones que el liberalismo había introducido en el Ecuador en las primeras décadas del siglo. Con su obra, parece sumarse a quienes pretendían hacer de la literatura una manifestación de lucha de clases, un arte proletario al servicio del proletariado internacional, cuyos mejores representantes en la sierra ecuatoriana eran los indios y otros sectores populares. «Huasipungo» es una pieza fundamental en el desarrollo de la narrativa indigenista andina. El indio que aparece en ella no es un indio mítico, sino un indio acosado por una naturaleza hostil y por los tradicionales abusos de los latifundistas. Junto al indio aparece el cholo, víctima del blanco y verdugo del indio.