Lo que se recuerda es la leyenda de lo que se vive, dice Luis Mateo Díez en uno de los relatos de este volumen, y es lo que le incita a reconocer cómo los recuerdos se transforman al contarlos y, fruto de esa metamorfosis, «la memoria, con la imaginación y la palabra» conforman la sustancia de lo imaginario. Este podría ser el lema presente en todas sus ficciones. A él se yuxtaponen la herencia de la oralidad, que marcó su infancia como alimento narrativo mítico del arte de contar, el expresionismo como estética reveladora, y un peculiar humor que bebe de las fuentes surrealistas y de la literatura del absurdo. Los dieciséis relatos de Voces del espejo son representativos de su obra. Sobresale en ellos la hibridez genérica predominante en su producción. Hay ensayos intercalados por un cuento o viceversa, una ficción breve que se complementa con una reflexión. La mayoría se sustenta en la memoria, próxima o de un tiempo remoto, que se actualiza en la escritura y ofrece una perspectiva cautivadora. Además, destaca la profunda mirada al ser humano, a los personajes extraviados o perdidos en el laberinto de la vida que padecen «enfermedades del alma» y pueblan las Ciudades de Sombra de sus fabulaciones o su mítica Celama. La literatura de Luis Mateo Díez deslumbra por su calidad artística y pone de manifiesto componentes esenciales de nuestra existencia con un estilo propio y original.