Suele considerarse que los ensayos de Montaigne contienen el germen del subjetivismo moderno: incapaz de superar su crisis escéptica, Montaigne habría iniciado el giro de la filosofía hacia la interioridad del yo, ensayándose a sí mismo en su escritura, replegándose sobre sí. Sin embargo, conviene no olvidar que los Ensayos carecieron del firme -y falaz- apoyo de la certeza;por ese motivo Montaigne no nos ofrece un decálogo a seguir por un sujeto solitario en el ejercicio autárquico de su razón. Por el contrario, consciente de que la incertidumbre nunca podrá ser despejada, centra su reflexión en el ejercicio de la conversación asumiendo la relación y el comercio con el otro como elementos constitutivos de su propia identidad.