Una antigua fotografía de la madre evoca los recuerdos de niñez del protagonista de Aquí no, ahora no: un lugar y una época, el Nápoles de la posguerra, de luces y sombras. En esa reconstrucción de vívidas imágenes, uno cree percibir el sol y la sal sobre la piel, a la vez que siente cómo resuena el implacable paso de un tiempo que no va a regresar.