Si la filosofía de Kant constituye el punto de partida del pensamiento contemporáneo, la filosofía de Schelling representa uno de los caminos posibles y, sin duda, más originales. Tras la muerte de su mujer, aquel que había sido discípulo de Fichte y seguidor de Hegel comienza a elaborar una filosofía crítica de la existencia, anteponiendo el ser a la esencia, aunque también a la conciencia. Schelling clausura así el Idealismo y avanza más allá, sentando las bases de algunos de los debates de mayor calado de la filosofía contemporánea. Al abordar de un modo que apunta al método fenomenológico la filosofía de la mitología, Schelling describe los fundamentos de esta peculiar historia sagrada a partir del hecho religioso, categoría que anticipa la filosofía de la revelación.