La suegra de Pedro aparece en los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Ninguno de los evangelios recoge su nombre ni cita palabras dichas por ella, pero el relato de su curación es una invitación a visibilizar su testimonio, su experiencia de salvación y su audacia como creyente. Ella, como mujer autónoma y capaz de vivirse en igualdad y libertad, nos recuerda que estamos llamadas y llamados a construir comunidades inclusivas, a reconfigurar nuestros espacios eclesiales para que sean lugares en los que compartir la experiencia sanadora y salvadora que el encuentro con Jesús ofrece.