«A nadie le pedí tanto que volviera como a mí». Estuve muy perdida buscando algo o alguien que me curase, hasta que me di cuenta de que esa persona era yo. Me costó mucho dar conmigo, así que tuve que volver a presentarme. Hacía tanto que no me escuchaba que había olvidado mi voz. Esa que tantas veces callé por escuchar al resto. Pero una vez que aprendes cuál es tu sintonía, no hay gritos que te silencien. Aquí veréis cómo me pierdo, me tropiezo, me levanto, me vuelvo a caer, aprendo y sigo caminando. Como la vida, la luna y sus fases. Espero que en estas páginas encontréis un lugar donde nunca más os sintáis solos. Y que aprendáis, por fin, que sois vuestro proyecto más importante.