Durante sus pocos años de vida, Sophie Scholl superó sus miedos para enfrentarse con valentía a las injusticias del nazismo. En una sociedad que en su mayoría aceptaba pasivamente los despropósitos del gobierno nazi, supo mantener sus convicciones con autonomía. Estas convicciones le llevaron a trabajar con un grupo de amigos en una publicación, La Rosa Blanca, que promovía, irónicamente de forma ilegal, la educación para la paz, con el fin de mover las conciencias de las personas.