Esta novela mezcla la ficción con la realidad por medio de Telémaco, que recorre a pie el camino entre Madrid y Toledo en busca de lo que él denomina «el gesto» que reúna en una sola imagen la esencia de lo español. El joven Dos Passos pasó una temporada en la España de los años veinte y aprovechó aquel viaje para escribir unas estampas periodísticas en las que se acercaba a la realidad ibérica. En sus páginas comparecen taberneros, viajantes de comercio, arrieros, junto a celebridades como Pastora Imperio o Blasco Ibáñez. El lector podrá incluso acompañar al novelista al entierro de Galdós, o asistir a una conferencia de Valle-Inclán. El interés de Dos Passos por España no se limita, sin embargo, al de un turista. Él acude a los teatros, estudia a los clásicos e interpreta lo que se conocía como «espíritu nacional», cuya característica básica sería, para el escritor norteamericano, un feroz individualismo. Pero el novelista que era Dos Passos no podía dejar de aparecer aquí y en su periplo se encontrará con gente de todo tipo, entre ellos un moderno don Quijote que le ayudará a conocer y a entender mejor el país que recorre.