No se han apagado por completo las pasiones de los años treinta. Todavía no son del todo hechos históricos que puedan tratarse con objetividad ni la Revolución de Asturias ni la bárbara represión posterior. Pero este libro, que se lee de un tirón, que es periodismo y es literatura, merece ser considerado al margen de los enfrentamientos ideológicos que todavía siguen presentes en la sociedad española. El periodista Luis de Sirval (1898-1934) fue a Asturias a contar lo que pasaba. Y lo contó en las dos crónicas que tuvo tiempo de escribir. Ignacio Carral quiso contar lo que le había ocurrido a su amigo, preguntó a unos y a otros, como hace el buen periodista, no se dejó engañar por las mentiras oficiales, no fantaseó y el resultado es una crónica apasionada y vibrante que no podemos dejar de leer hasta llegar a la última página. Una crónica que hace volver a la actualidad el caso de Luis de Sirval y que coloca a su autor, el segoviano Ignacio Carral contertulio de Blas Zambrano y de Antonio Machado, amigo del escultor Emiliano Barral, de quien escribió una biografía novelada, entre los grandes periodistas de su tiempo. Entre los que hacen literatura, gran literatura, sin pretender hacer literatura. La fiel reconstrucción de un asesinato político. Una obra maestra de la literatura de no ficción. Ignacio Carral nació en Segovia en 1897 y murió en Madrid en 1935. Fue profesor y periodista. Estuvo como lector de español en un instituto de Sicilia y desde allí mandó artículos a la prensa española. A su regreso, trabajó en la revista Estampa y en el diario hablado La Palabra. También colaboró en diarios como El Sol o La Voz. Una serie de reportajes publicados en Estampa en 1930 le hicieron famoso, en ellos describía la vida de los marginados tras hacerse pasar por uno de ellos. Publicó el folleto Juan Bravo en la plaza de las Sirenas (1922), Las memorias de Pedro Herráez (1927), biografía novelada del escultor Emiliano Barral y Por qué mataron a Luis de Sirval (1935). En 2021 se recogieron por primera vez en volumen las crónicas aparecidas en Estampa con el título de Los otros. Luis de Sirval (Valencia, 1898-Oviedo, 1934), fundador de una de las principales agencias periodísticas de su tiempo, tras morir asesinado en Oviedo en el año 1934, se convirtió en símbolo de la represión que siguió a la Revolución de Octubre. El suyo fue un caso célebre en los años finales de la República sobre él se publicaron varios libros y en su defensa intervinieron personalidades como Manuel Azaña o Antonio Machado, pero lo que vino después la Guerra Civil y la represión consiguiente hizo que su nombre quedara olvidado. Colaborador en periódicos como La Voz de Valencia, El Noticiero Universal, El Diluvio, La Libertad o El Heraldo, solo publicó un libro, Huellas de las Constituyentes, en que se reúnen sus crónicas parlamentarias aparecidas en el diario La Libertad entre 1931 y 1933.