Hércules, hijo del dios Zeus y de la mortal Alcmena, tenía desde niño tal fuerza que jugaba a las canicas con los planetas y al aro con uno de los anillos de Saturno. Ya de adulto, y a través del oráculo de Delfos, la diosa Hera le ordena realizar doce dificilísimos trabajos que le impondría el temible rey Euristeo. Ya verás que, para ti, leer este libro no será el trabajo número trece, porque es ameno y está lleno de tanto humor que hasta el malvado Euristeo se reiría. En él veremos la historia de un Hércules muy peculiar: semidiós de lo estrafalario, héroe del disparate, y con un aspecto físico diferente al que nos tiene acostumbrados. Ahora mismo es un buen momento para que te zambullas en esta versión de los doce trabajos de Hércules y conozcas al león de Nemea, cuyos colmillos eran dos medias lunas crecientes. Y a la hidra de Lerna de nueve cabezas, que intentaba volverte loco hablándote de nueve cosas distintas a la vez. Y a las yeguas de Diomedes, que con sus cascos de corcho podían galopar sobre el mar. Y el jardín de las Hespérides, donde las manzanas eran de oro y el oro era de manzana. Y también al can Cerbero de tres cabezas, que ladraba en tres idiomas diferentes.