Ramiro Fonte consigue trasladar un espacio y un tiempo muy concretos y tangibles hasta el lugar que habita lo eterno: la Galicia de una pequeña villa marinera, el Pontedeume de los años sesenta, en el momento en que ese microcosmos rural va dejando de serlo, en el momento en el que su infancia se va diluyendo en el territorio de la adolescencia. Un rito de paso, local y personal, convertido en universal bajo su pluma, de una manera tan poética, melancólicamente luminosa, positiva y profunda como sólo es capaz de lograr quien, además de un talento preclaro, porta en sus manos el propio corazón. En Mis ojos, Ramiro Fonte rememora el mundo cotidiano del niño que nunca dejó de ser su núcleo familiar tan amado, su casa, los juegos de canicas, el río Eume, las calles y el tañer de las campanas, la luz de la ría, los vecinos y amigos y lo expande hasta elevarlo al nivel atemporal de la alta literatura. Pinta, para la posteridad, un cuadro perfecto y lleno de optimismo de una realidad que se pudo haber desvanecido en el tiempo, pero que, gracias a su escritura, ya nunca dejará nuestra memoria. Esta novela, primera entrega de su gran trilogía, supuso la consagración de Ramiro Fonte excelso poeta como destacado prosista.