«[] El viento se mueve sin detenerse. A veces es como una caricia y otras como un látigo. Está siempre produciendo sonidos con todo lo que toca. Zarandea los árboles como si fueran maracas. Si os fijáis, escucharéis que cada árbol suena diferente. Si tenéis la suerte de ir pronto al bosque podréis escuchar un sinfín de melodías y, si las escucháis profundamente, igual hasta el viento os cuenta un cuento.»