Los pobres que hemos podido estudiar vemos los caminos lisos de algunos y no escondemos que acumulamos rencor por la expectativa frustada de aspirar a vivir del trabajo sin la precariedad que lo arrasa todo, sin la expulsión de un lugar efectivo crecido en su simbolismo cuando se está fuera. Volver, volver a algo parecido a una patria que explota en amor y en desencanto.