En estos tiempos de confusión y perversión mental, moral, intelectual, cultural y espiritual en los que estamos inmersos, este camino es más que nunca el testimonio vivo de los valores de los que sonportadores los hombres (hombres y mujeres, se entiende) que han dado respuesta a esta misión para la que fueron llamados. Su acción es, pues, no tan solo un acto justo y, por lo tanto, eficaz, con independencia del resultado que vea su traducción en este mundo, sino también, y por encima todo, una acción de gracias.