Con el paso de los años, vuelven con más frecuencia al momento presente que vives, nostalgias de tu pasado o imágenes del futuro más emborronadas que lo invaden y lo disipan. Acompañan a estos pálpitos vitales brotes de tristeza, de añoranzas que, ciertamente, no afectan a los optimistas, que siguen viendo el vaso medio lleno, pero que oscurecen y agitan el ánimo de los pesimistas.