"La pregunta incesante" trata, más allá de lo que el título enfatiza, sobre el uso de la palabra como instrumento para buscar una respuesta siempre penúltima. A partir de diez eminentes ensayos, los autores de este libro, exploradores del verbo, escudriñan en esta segunda obra escrita a dos manos, lo que las palabras dicen y lo que no escuchamos al decirlas y que incluye la subjetividad, el misterio de lo irrepresentable, lo que se sustrae a la razón y que, no obstante, permanece siempre presente en lo que buscamos decir. Inquilinos del asombro, descentrados de la totalidad y de los absolutismos, buscando con la mayor transparencia posible el sentido de una ausencia, más que la ausencia de un sentido, con la cabeza descubierta bajo la lluvia de los interrogantes, acogen, con pasión por el lenguaje, aquellas cuestiones siempre irresueltas, pero nunca agotadas: la muerte, el amor, la música, la poesía, la finitud, etc. Toman las palabras partiendo de su fisonomía múltiple y equívoca para indagar lo que esconden bajo la piel y se apoyan, para ello, en diez notables y admirados ensayistas. Santiago Kovadloff, Delphine Horvilleur, Alain Finkielkraut, Miguel de Unamuno, Marc-Alain Ouaknin, Joan-Carles Mèlich, George Steiner, Albert Camus, Rafael Argullol y Roberto Juarroz (además de otros) son la compañía elegida en esta fascinante aventura con su duende, su musa, su inspiración, porque estos ensayistas no escriben para llenar un vacío sino para mantenerlo abierto, dado que, como los autores sostienen en muchos momentos, escribir es abrir, porque la palabra abre, desgarra pero también abraza.