Álex y Paula se conocen desde niños. Han compartido juegos, castigos, litronas y el sueño de crecer y largarse de Villa de la Fuente. Son un refugio el uno para el otro, lo que consigue florecer en un pueblo invadido por lo feo, la desgracia y lo doloroso. Quieren decirse muchas cosas, pero las palabras les quedan grandes, así que se graban casetes. Hacen planes mientras todos duermen. Algún día, se prometen, empezarán de cero en otro sitio. No saben que Villa de la Fuente, con todos sus miedos, su miseria y su odio escondidos tras cada ventana, está dispuesta a perseguirlos allá donde vayan. Del autor de Al final siempre ganan los monstruos, la novela que presentó a Juarma como un narrador virtuoso y un referente en la literatura de la periferia.