Acelerada por la pandemia y los sucesivos confinamientos (ese gran experimento a escala global de un mundo sin contacto), la digitalización de nuestras sociedades avanza cada vez más rápido. ¿Realmente es posible que las nuevas tecnologías digitales ayuden a reducir nuestra huella de carbono y el colapso de los ecosistemas Nada es menos probable. No podemos olvidar que el capitalismo funciona sobre la conocida y contradictoria base del crecimiento infinito en un planeta con recursos finitos. Por ello, los reyes de Silicon Valley intentan presentarnos la ficción de una desmaterialización tecnológica que, según ellos, permitiría limitar el saqueo apocalíptico de la naturaleza al tiempo que sería capaz de satisfacer el apetito insaciable de los ciudadanos consumidores por el último modelo de smartphone y las nuevas actividades de ocio. Con una obra a medio camino entre el ensayo gráfico, la investigación periodística de urgencia y el relato autobiográfico, Squarzoni demuestra que esta ficción «ecologista» a favor de las innovaciones digitales (tal como nos la proponen a modo de solución milagrosa para el problema del calentamiento global las llamadas GAFAM: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft) es en realidad un discurso ideológico orientado a aumentar los beneficios económicos de las grandes empresas, así como su cuota global de poder y su dominio sobre nuestros datos personales. ¿Y por qué se trata de una ficción Ante todo nos expone el autor combinando a la perfección ritmo narrativo, lucidez argumental y datos implacables porque el consumo energético de las nuevas tecnologías digitales crece exponencialmente, al igual que la adquisición por parte de los usuarios de nuevos dispositivos, que además se ven incitados a reemplazar con frecuencia por modelos más recientes a causa de la obsolescencia programada y la omnipresente publicidad. Por otro lado, estos aparatos miniaturizados requieren enormes cantidades de materiales esencialmente no reciclables, y dependen de servidores informáticos, centros de datos y cables submarinos que también son muy contaminantes y consumen mucha energía. Una investigación demoledora que desvela la cara más oscura de esa supuesta desmaterialización de nuestras sociedades, alertándonos sobre sus consecuencias y lanzando una llamada final e inaplazable hacia la sobriedad feliz y elegida que nos permita formular nuevos modelos de existencia y nuevas formas de lucha para defender un futuro posible y para todos.