Protagonista de dos novelas y de al menos otros diez casos relevantes de investigación criminal, el comisario Gorgonio Llaneza es el antihéroe por excelencia de la novela negra española. Adscrito al Departamento de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía en Madrid, mide 1,75, le sobra peso, tiene la cara redonda, ojos saltones, poco pelo que siempre lleva revuelto y no desaprovecha ocasión para quejarse y lanzar un taco. De vestir desaliñado, con la gabardina beige siempre hecha un guiñapo, traje gris con raya del pantalón torcida y el nudo de la corbata ladeado, no resulta extraño que su mujer le abandonase hace años por un vendedor de coches. Fumador empedernido, odia las armas, desprecia los procedimientos científicos y basa sus investigaciones en la observación y la inteligencia. Nadie diría al verlo que este madero malencarado, que solo aspira a jubilarse, es uno de los sabuesos más sagaces del cuerpo, un némesis del crimen respetado en medio mundo.