Hiroshima es el pellejo de una fiesta. Hiroshima no es lo mismo que Hirocima. Hiroshima no es lo que queda alrededor de una palmera, ni la caída de sus dátiles en la vacuidad de un all inclusive. Hiroshima es incómoda en boca, cereza en paladar, corteza en gusto. Pruebas el primer sorbo y dejas que el camarero llene la copa sin que abra una nueva botella para ti. Dices yo no entiendo de vinos - yo no entiendo de heridas sabiendo que llevaba abierta mucho tiempo. Aun así bebes del mismo vaso. Nadie se sirve una copa de Hiroshima. Nadie dice póngame otra de lo mismo, pero seguimos repitiendo las mismas ciudades.