El espejo y el oráculo ofrece, en un lenguaje accesible, una visión exhaustiva de la estética de Schopenhauer. La obra sitúa al filósofo en el contexto intelectual de su momento, de modo que pueda comprenderse su singularidad como pensador de la belleza y de lo terrible. A continuación, el libro se desplaza desde la filosofía del espejo al lugar opuesto. Tras dejar atrás la juventud, Schopenhauer desarrolló una filosofía del oráculo, de vocación activa, para comerciar con el mundo en las disputas sociales, en la pugna por el prestigio burgués y en la satisfacción de necesidades. Esta segunda sección oracular versa sobre temas como la astucia, la dialéctica, el honor, la vanidad, la vejez o la amistad, que no siempre han sido atendidos por los intérpretes. Ambas secciones se complementan para ofrecer una imagen del filósofo distinta a la usual, demasiado vinculada a la filosofía primera (doctrina de la voluntad) o a cuestiones específicas (pesimismo, determinismo, etc.). Contemplación artística y acción eficaz son los dos campos en los que se centra El espejo y el oráculo: a partir de ellos Álvaro Cortina consigue trasladar la idea de un Schopenhauer relativamente luminoso.