Este libro podría haberse titulado La cocina es cultura, o La cocina como cultura. Pero ambas opciones serían falsamente obvias, e insuficientes. Porque no se refiere solamente a temas evidentes como podrían ser los que hablan de nutrición, dietética o incluso también los aspectos fisicoquímicos y psicofísicos en la percepción del gusto, objeto de la gastronomía. En este libro también está presente la visión tecnológica de la cocina. Como laboratorio de experimentación con instrumentos, herramientas, procedimientos, materias primas o recetas. No es sólo un libro de ciencia y cocina. Contiene temática y referencias de historia, economía, tradiciones, poesía, arte, religión, sociología, lenguaje, trabajos manuales, filosofíaà y demás materias que también interesarán a un científico. Además el autor pretende comunicar valores: la bondad del placer, las ventajas de la curiosidad en nuevas experiencias sensoriales, el fruto de la paciencia y constancia en las preparaciones a fuego lento, el éxito de la creatividad y la innovación con fórmulas desconocidas y la imprescindible presencia de un sentido crítico.