Hace mucho, mucho tiempo, un rayo hizo arder un bosque y lo redujo a cenizas. Nadie salvó al conejo, que perdió su hogar en el acto. Nadie ayudó al lobo, que devoró al conejo cuando se desangraba porque una rama le cayó encima. Nadie advirtió a los pájaros de que los rayos nunca vienen solos, antes de que les alcanzara la muerte. Esta no es una historia de héroes y villanos. Estos versos hablan de la fragilidad, de la derrota y del amor a uno mismo;estos versos hablan del bosque que yo mismo fui una vez y de cómo las semillas se abren paso hasta ver la luz del sol, sin olvidar jamás sus propias raíces. Esta es la historia de un bosque que arde bajo la lluvia, donde un pequeño Ícaro se enfada y llora hasta que logra, un buen día, acariciar el sol con la punta de la nariz.