Ángel Pestaña, es una de las figuras más destacadas del anarcosindicalismo español y uno de nuestros políticos más olvidados. Nombres como Joaquín Costa, Federica Montseny, Salvador Seguí, Anselmo Lorenzo, Francisco Ascaso o Joan García Oliver han perdurado dentro de la memoria colectiva. Sin embargo, Ángel Pestaña ha sido olvidado. ¿Por qué Esta es una de las preguntas que contestaremos en este libro. Ha sido, sin dudarlo, una de las figuras fundamentales del sindicalismo español. Si Salvador Seguí, su maestro y amigo, era el prototipo del líder carismático, Pestaña encarna el tipo místico y austero. En la Unión Soviética, tuvo ocasión de conocer a Lenin, Trotski, Zinoviev, Radek, Luzovsky. Como Seguí, Pestaña condenó el pistolerismo surgido en Barcelona a principios de la década de los años veinte, distanciándose del crimen y el terror como medios de lucha. Pestaña era un sindicalista de gran honradez y entregado a la causa obrera. No estuvo de acuerdo con la evolución de la guerra civil. No consideraba que los asesinatos masivos ayudaran a conquistar los ideales por los cuales habían cogido las armas. Ángel Pestaña se enfrentó solo al mundo a los 14 años, con la muerte de su padre y la huida de su madre y hermana. Como escribió: ôentonces comprendí la ingratitud humana y la dureza de sentimientos que crea la pobrezaö. Aquella tristeza que se adueñó de él, desde su niñez, le marcó el rostro. Con los años sus amigos le llamaron cariñosamente el Caballero de la Triste figura. Pestaña vivió como murió, en la más absoluta austeridad. Fue un anarquista integral. Se le juzgó con prejuicios. Se le maltrató. No tuvo el reconocimiento que merecía, a pesar de los cargos que ostentó. Ahora bien, el nunca cambió sus postulados. Sabía que el pueblo, por el que siempre luchó, lo quería. Con esto tenía bastante. Su talento, perspicacia e intuición estaban por encima de prebendas y cargos. El Caballero de la Triste Figura fue eso a lo largo de toda su vida, un caballero. Por eso muchos lo han honrado con el olvido.