Si yo les hablo a ustedes de las experiencias divinas de la Biblia, no lo hago como un teólogo para el que la Biblia es una acumulación de relatos y comunicaciones que han ocurrido hace miles de años y que luego, pasando por varios redactores, han encontrado su forma definitiva en el texto que tenemos hoy delante. Para mí -y naturalmente no solo para mí- la Biblia es una experiencia y ciertamente no un objeto de estudio. Además, creo que solo se puede vivir la Biblia. Si se la estudia, es como si miráramos a un atlas anatómico para llegar a conocer al ser humano. Hay toda clase de líneas rojas, amarillas y azules, pero el ser humano mismo, allí no está. 10