A finales de enero de 2020, Jaime Santirso, entonces corresponsal de El País en China, voló a Wuhan para informar sobre la epidemia del nuevo coronavirus desde su foco de propagación. Unas horas después de su llegada, la ciudad fue totalmente blindada por orden del Gobierno de Xi Jinping. Atrapado de pronto a causa de las severas restricciones y acechado por la amenaza invisible de la enfermedad, el reportero se lanzó a recorrer las calles desiertas de la ciudad en busca de las respuestas que todo el mundo ansiaba pero que ni los canales oficiales proporcionaban ni los medios de comunicación lograban dar aún. De esa inmersión total y abrupta en el epicentro de la pandemia, del esfuerzo profesional y humano por saber, interpretar e informar, nacieron unas crónicas de inestimable valor testimonial que constituirían la semilla de este libro. El lector puede encontrar en estas páginas el relato personal y periodístico de uno de los pocos corresponsales que tuvieron el privilegio y el valor de contar, desde los primeros días, uno de los eventos destinados a marcar el siglo XXI.