Pedro I de Castilla narra, desde su tumba, los diecinueve años que reinó y en los que afloraron sus obsesiones: el poder, el amor -especialmente apasionado por María de Padilla-, la justicia, la crueldad, las intrigas, las traiciones, la venganza. Desde que subió al trono, a la muerte de su padre Alfonso XI por culpa de la terrorífica peste negra, hasta que fue asesinado a traición por su hermanastro Enrique de Trastámara, su vida transcurrió con suma intensidad: tuvo que hacer frente a la nobleza, a su madre, la reina doña María de Portugal, a sus hermanastros, al rey de Aragón, al de Granada y a una población empobrecida como consecuencia de la peste negra. Al soberano castellano le acompaña en la narración de los hechos la «Dama de la noche», la muerte, que tantas veces estuvo junto a él. Concluye la novela con el encuentro entre don Pedro y la muerte. Tras un diálogo sugestivo, la dama invisible le conduce al lugar igualador donde reposan todos los muertos: «tan pobre muere el papa como el que no tiene capa».