Montenegro es, sin duda, la última joya oculta del Mediterráneo, y más concretamente del Adriático. Con sus parques nacionales y sus montañas vírgenes, puede ser el destino predilecto para los amantes de la naturaleza. Montenegro posee también un patrimonio arquitectónico de dimensiones desconocidas, fruto de una historia tumultuosa y de la sucesión de reinos e imperios. La arquitectura maciza de las casas y monasterios ortodoxos contrasta con los palacios de las bahías de Kotor y el lujo de Porto Montenegro y la isla de Sveti Stefan. Prepárese para descubrir paisajes suntuosos, y traiga unas buenas zapatillas deportivas para recorrer las tierras, playas y montañas de Montenegro.