Carla, amenazada de muerte por su exmarido, se ve obligada a huir sin dejar rastro, adoptando una nueva identidad. Lo pierde todo para tratar de salvarse ella. A la vez, en otras exóticas latitudes, un joven enamorado que ha viajado a la India para conocer a su futura familia política, desaparece repentinamente, secuestrado, quizá asesinado, quizá ya reencarnado. El detective Guerrero se ocupará de ambos casos, de proteger a la mujer, ocultarla y mantenerla lejos del peligro, y de investigar la corrupción de los suburbios indios más conflictivos, tratando de desenmascarar a los culpables del delito. Dos historias de crimen y misterio que revelan que las caras del mal en el tiempo de la globalización siguen siendo las de siempre y es muy difícil cualquier escapatoria de la ratonera. Los que se van se cruzan con los que no vienen porque nadie está donde debería o querría estar. «Ni siquiera yo, detective».